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El sistema más utilizado para remontar el río es el de la sirga. El patrón, situado en la popa, aguanta la cuerda llamada sangola o sirga que, pasando por el extremo superior del palo, termina con el sirgador. Es necesaria mucha altura de palo para salvar los cañaverales, los árboles de ribera y los otros obstáculos que se interponen entre el camino de la sirga y la embarcación. Es necesaria, además, una gran longitud de cuerda para pasar por los numerosos lugares en los que el fondo del río obliga a pasar por puntos muy distantes de la orilla donde es trazado el camino. “ Cuando la sirga se hace con hombres, cada uno recibe un nombre especial: el delantero, llamado dalinero, se ayuda con un bastón llamado dalín y se protege el hombro con unas espalderas de madera. El bastón dalí servía como una herramienta de apoyo y tracción mientras el dalinero tiraba de la embarcación, avanzando por los estrechos caminos que bordeaban el río. Este término, aunque específico, refleja una parte importante de las antiguas prácticas de navegación en ríos como el Ebro. En caso de que haya dos sirgadores, el segundo se llama zaguero; cuando son más, el tercero se llama nudo de asno y nunca se ha registrado más de cuatro sirgadores. Cuando se utiliza un mulo, éste necesita de uno a dos hombres para que se cuiden. Es un trabajo duro a causa de los malos caminos y de las cañas o arbustos que pueblan las orillas ” (Carreras Candi, 1993:317). Francesc Cost explica en su libro Benifallet entre dos segles que “ para poder sirgar, una de las cosas imprescindibles que había era que necesariamente, a lo largo del río y en el mismo borde de la orilla, debía respetarse un caminito por el que pasaban los que hacían la sirga, tanto si eran personas como si eran animales. Los propietarios de las tierras no podían poner ningún impedimento ni obstáculo, y los llaguters cuidaban, por su cuenta, conservarlo limpio .” El viaje río arriba exigía el remolque de llaguts. Por tanto, como hemos explicado, un encuentro, y más antiguamente los sirgadores, estiraban el laúd por el camino de sirga. “ El llagut se aguantaba por la cuerda de amarre o "gúmena", pero para hacerlo avanzar cuando no había suficiente corriente, para que lo hiciera ella sola gracias a la posición del timón había unas barras largas de madera con una puntera de hierro al final para que no se gastaran: entonces, los hombres de mejor voluntad las cogían, una delante y otra detrás; como no había ninguna ley que señalara quien debía cogerlas, siempre había algún vivo que procuraba escapar de ella.” (Francesc Cots, Benifallet entre dos siglos).
El Pont del Llaguter es una estructura emblemática que puso fin al paso de barca de Benifallet. Su construcción empezó el 10 de mayo de 1987, y fue inaugurado el 23 de febrero de 1991. Este puente, con una longitud de 231m, consta de tres arcos y está elegantemente diseñado en forma curva. Ahora bien, si andamos hasta el final de este puente, encontraremos el Monumento al Llaguter. Esta obra, pintada por Clari, es un homenaje al trabajo y al esfuerzo de los últimos navegantes del Ebro. Representa la memoria de una época en la que los llaguts trefaban por el río transportando mercancías y personas. El Monumento al Llaguter es un recuerdo vivo de la importancia histórica de estos barcos en la vida fluvial de la región.
Oficina de Turismo Benifallet
Av. Lluís Companys, 6
Benifallet 43512
Tel. 977 462 334 977462334
Una escapada a Benifallet es una oportunidad única para conectar con la naturaleza y la historia de nuestro pueblo. Ven y disfruta de todo lo que te ofrecen las Terres de l'Ebre.